The Elder Scrolls V Skyrim PC Windows

La última entrega de The Elder Scrolls es, en una palabra, imprescindible. El estilo, dinámica y jugabilidad de la serie se multiplica con los dragones, la nueva tecnología gráfica, las nuevas historias, mejoras, personajes, misiones. Todo.

Los primeros minutos de Skyrim, hasta que diseñas tu personaje con el editor, son de una belleza fría e hipnótica, pero cuando estás a punto de perder la cabeza y un dragón aparece, la épica de The Elder Scrolls resurge violentamente. A partir de ese momento se despliega el mejor Rol que has visto en mucho tiempo en tu PC, con un guión fantástico, una jugabilidad sin igual y horas y más horas de juego, de acción, de libertad total de exploración y decisión, de decenas de personajes que conocer, que matar, que devorar –sí, has leído bien– y con los que dialogar.

En Skyrim eres un Dovahkiin, un personaje profetizado hace eones, que llegaría cuando los dragones regresaran. Tus poderes son, además, parte esencial de los mismos dragones, y ahí está una de las grandes novedades de esta entrega de la serie. Un poder nuevo, basado en «gritos» dragón, resulta fundamental en la historia y en el desarrollo de la aventura.

Aunque la mecánica y jugabilidad de The Elder Scrolls V Skyrim son esencialmente iguales a las de Oblivion, la renovación técnica y de jugabilidad no es precisamente escasa. Todo, desde el motor al interfaz, ha experimentado mejoras. Clases, habilidades y poderes se han reducido y depurado, pero la profundidad de las misiones se ha visto potenciada.

El mundo de Skyrim es enorme, más que el de Oblivion, y sus posibilidades son tan fascinantes como sus habitantes, humanos o dragones. Skyrim es un universo del que no quieres salir. Es mágico, divertido, absorbente y único. Si acaso, se echa de menos un tono más adulto y «macarra», a lo Geralt de Rivia. Pero es, hoy por hoy, uno de los mejores juegos de Rol para PC. Una obra maestra absoluta.