No es, desde luego, el Tentáculo Morado –ni siquiera Verde–, pero el protagonista de Paradigm tiene unas cuantas cosas en común con los de algunas de las aventuras clásicas de LucasArts: su presencia en juegos del género, su sentido del humor y su fealdad. Y es que el ser un experimento fallido en mutación genética es lo que tiene. Y lo de ser el protagonista más feo de la historia de los videojuegos no lo decimos nosotros, sino su creador.
Paradigm: aventura clásica con humor clásico
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