No todo iban a ser buenas noticias con Windows 10: funciona bien, los juegos funcionan, los programas no son incompatibles y casi todos los drivers de Windows 8 van. ¿Dónde está lo malo? En cuestiones de privacidad y en que, oh, parece que Microsoft se reserva un derecho muy especial relacionado con los videojuegos: si sospecha que alguno está activado ilegalmente, puede desactivarlo o borrarlo. Efectivamente, esto es grave.
Los términos de usuario dicen lo siguiente:
«Puede que comprobemos automáticamente la versión de tu software y descargar actualizaciones o cambiar la configuración, incluyendo esos programas que impiden que tengas acceso a los servicios, jugar a juegos ilegales o usar hardware no autorizado.»
Es una movida, pero esta cláusula básicamente permite a Microsoft hacer lo que le dé la gana con lo que entienda que no es legal en tu ordenador. ¿Y si entiende que ese mando no oficial es ilegal? ¿Y si tu juego legal modificado con mods resulta ser ilegal a sus ojos? Pues eso.
En todo caso, parece que esto no se aplicará a todos, todos los programas del ordenador. Steam parece que se salva de todo esto, así como otras apps de terceros, pero es posible que los juegos de Microsoft sí estén vigilados. ¿Pensábais que la llegada a PC de Gears of War o Halo Wars 2 iba a ser sencilla? Pues parece que no.
