Star Citizen no es un juego normal. Dejando a un lado su absurdo crowdfunding de 68 millones de dólares y subiendo, no es normal porque tendrá una burrada de contenido y porque su simulación espacial pretende romper barreras que, bueno, nadie se había planteado antes siquiera. Y sus desarrolladores, capitaneados por Chris Roberts, parecen conscientes de que ese proceso les va a llevar un tiempo infinito y que Star Citizen nunca estará terminado como tal, o al menos, en los términos en los que comprendemos que se finaliza un juego cuando se lanza al mercado.
El padre de Wing Commander y creyente ciego de que los simuladores espaciales son los mejores juegos que existen, Chris Roberts, ha hablado de los planes de su estudio de cara al año que viene, y ha sido bastante claro: «Star Citizen no es un sprint, tampoco es siquiera una maratón. No hay una línea de meta del mismo modo que se entiende en un juego retail tradicional. Star Citizen es un modo de vida que durará mientras haya una comunidad detrás de él»
Con más de 68 millones de dólares presupuesto, esta historia es una que podemos creernos sin demasiados problemas. ¿Pero por qué sigue creciendo su crowdfunding? Según Roberts, «Es un proyecto que no está siendo construido por 300 desarrolladores sino por cientos de miles de jugadores que adoran los juegos de PC, que adoran los juegos del espacio y que quieren ver uno hecho BIEN, uno que tiene tanta profundidad y ambición que pueden verse jugando en él durante años».
En 2015, Roberts ha dicho que tendremos el módulo FPS y el módulo social planetario, así como un modo Arena Commander para equipos de varias naves y el primer episodio de la experiencia para un jugador, que se llamará Squadron 42. Tenemos ganas de ver si todas las promesas puestas en el juego se van cumpliendo, la verdad.