Los videojuegos han sido desde su nacimiento una fuente inagotable de polémicas para la prensa generalista por los supuestos efectos perniciosos que ejercen sobre la juventud. Hace unos días comentábamos el reciente caso de un adolescente adicto a Call of Duty que, con la ayuda de un amigo, mató a su padre a golpes, y por supuesto la prensa no dejó pasar la oportunidad de recalcar a fuego la adicción a los videojuegos violentos de estos dos homicidas. Pues bien, en una línea similar hoy vamos a hablar de videojuegos polémicos.
Videojuegos polémicos
Vaya por delante que no se trata de una lista exhaustiva. Son sólo diez, y el criterio para elegirlos ha sido doble. Por un lado el alcance mediático de la polémica, y por el otro, la variedad temática, para que haya polémicas de todos los tipos: sobre violencia, drogas, sexo, nazis, satanismo. En fin, el decálogo de la prensa generalista para asegurarse buenas ventas y grandes audiencias, pero aplicado a los videojuegos. Avisados estáis de que lo que viene a continuación puede herir vuestra sensibilidad. Aunque, la verdad es que si alguna vez habéis visto un telediario, no es muy probable que os asustéis de alguno de estos diez videojuegos polémicos.
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Polybius (1981)
Polybius es tan polémico que Iker Jiménez ha hablado de él en sus programas de radio y televisión. Nadie sabe si Polybius realmente existió o no. La leyenda urbana cuenta que fue un juego de recreativa que, en 1981, fue colocado en varios salones de juegos de Portland por agentes secretos del Gobierno de los Estados Unidos. Al finalizar la jornada, los hombres de negro se pasaban por allí para interrogar al responsable del salón y tomar notas sobre los comportamientos que Polybius había producido en los jugadores. Se dice que Polybius, que en apariencia era un simple matamarcianos, estaba diseñado para introducir en el subconsciente del usuario mensajes subliminales mediante técnicas que daban lugar a efectos secundarios como mareos, vómitos, pérdida de memoria y ataques de epilepsia. En cuestión de unos meses, las máquinas de Polybius desaparecieron de los salones recreativos sin dejar rastro. ¿Realidad o ficción?
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Leisure Suit Larry (1987)
El músico y programador Al Lowe lanzó en 1987 Leisure Suit Larry, un videojuego rompedor por su temática. El protagonista era Larry Laffer, un playboy feo y bajito a lo Fernando Esteso, que tenía por misión ir de pantalla en pantalla ligándose a un montón de mujeres explosivas. Este planteamiento provocativo, sumado a unos diálogos llenos de humor y a una melodía muy pegadiza compuesta por el propio Lowe, fueron las claves que convirtieron a Larry en un éxito de ventas que dio pie al desarrollo de un montón de secuelas. Gráficamente era feo, con sólo 16 colores y unos píxeles gordos como garbanzos, y además tenía un interfaz bastante incómodo, porque requería escribir las órdenes. Pero Larry triunfó. Desde entonces se han hecho varios remakes de este clásico imprescindible. El último salió hace un par de meses.
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Wolfenstein 3D (1991)
Wolfenstein 3D fue el primer gran éxito de id Software, la compañía fundada por John Carmack y John Romero. Ellos inventaron el género de los FPS porque, sencillamente, ellos fueron los primeros en desarrollar un motor 3D para videojuegos. Wolfenstein 3D se hizo famoso no sólo por inaugurar un nuevo género, sino por su temática: en un pasado alternativo en el que los nazis han desarrollado tecnologías asombrosas, un espía norteamericano intenta escapar de una fortaleza en la que se encuentra prisionero. En el camino había que liquidar a guardias de las SA, de las SS, perros, zombis e incluso meterle plomo al mismísimo Hitler, que iba equipado con una armadura robótica. El juego no sentó nada bien en Alemania, donde de hecho fue prohibido por utilizar el himno del partido nazi como canción principal.
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Mortal Kombat (1992)
Finish him! Eso decía un letrero cuando tu contrincante estaba medio abatido en este juego de lucha de Midway. Entonces era el momento de ejecutar una compleja secuencia de movimientos para acabar con él de maneras tan brutales como, por ejemplo, arrancarle la cabeza con la columna vertebral incluida, como si fuera una sardina. Los políticos de medio mundo enseguida pusieron el grito en el cielo, empezando por los de Estados Unidos, donde Joe Lieberman, un senador cuyo nombre quizás os suene porque fue candidato a vicepresidente en el 2000, se erigió en el abanderado de una campaña contra los videojuegos violentos. Pura pantomima para promocionarse. Mortal Kombat vendió millones de copias, siendo su mejor versión la de Mega Drive, porque en la de Super Nintendo se quitó la sangre. Por cierto, que en Super Nintendo también se lanzó una versión censurada de Wolfenstein 3D, y fue otro fiasco, naturalmente. ¿Videojuegos polémicos? De eso en Nintendo no quieren saber nada. Cosas de las consolas, que a veces tienen censura.
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Doom (1993)
No hay dudad de que a Romero y a Carmack les iba la marcha, porque después de que Wolfenstein 3D se convirtiera en uno de los videojuegos polémicos más célebres por sus referencias nazis, la siguiente «ideaca» de estos dos genios fue hacer un FPS satánico: Doom. El argumento iba de que, por un accidente tecnológico, se abrían las puertas del infierno, y tu misión, como marine, era liquidar a todas las criaturas diabólicas que habían salido del inframundo. De nuevo, la excusa perfecta para montar una campaña contra los videojuegos violentos, y en particular contra éste, que además de violento era satánico. Con el paso de los años, la cosa se calmó, pero en 1999 Doom volvió a saltar a la palestra cuando los asesinos de la masacre del Instituto Columbine dejaron testimonio de su admiración por el juego de Romero y Carmack. Locos los hay aficionados a cualquier cosa. Quizás sin acceso a las armas de fuego, con un cuchillo no habrían podido matar a a tanta gente.